Un proyecto social en el Hospital Puerta del Mar

Irene Camacho y María Díaz, del grupo de ciencias sociales de primero de bachillerato, nos explican el proyecto social que han elaborado en el marco de la nueva materia de Cultura Emprendedora.

¿Puedes explicar, María, en qué consiste el proyecto?

María Díaz: El proyecto consiste en hacer un esquema de actividades para entretener a los niños hospitalizados. En el hospital hay una ludoteca pero los niños, pero no es suficiente para evitar el aburrimiento; sobre todo estando hospitalizados durante mucho tiempo. Una chica de primero de ESO llevaba cerca de tres meses hospitalizada, imagínate. Además a esa edad. Diseñamos unas cuantas actividades, las preparamos y las realizamos en el terreno.

Irene Camacho: Además, nos informamos sobre la situación; conocimos que Cruz Roja va Hospital Puerta del Mar un poco con la misma finalidad que teníamos nosotras; pero está claro que la necesidad de los niños no la cubre porque solo van una vez al mes, solo de vez en cuando. Así que el día a día no estaba realmente cubierto.

María: Los niños del hospital cuentan con una ludoteca, que tiene unos horarios como los del colegio, de lunes a viernes por la mañana y sobre todo para hacer tareas del colegio. Cuando hay puentes o en verano, no hacen nada.

¿Tienen algún profesor en ese espacio?

María: Si, tienen dos maestras. El objetivo es que no pierdan el ritmo escolar. Hacen las tareas, estudian; siguen en la medida de lo posible la vida de la escuela.

Irene: Además eso lo lleva educación, no el hospital; es como si fuera el colegio.

Entonces vuestro proyecto, ¿qué es lo que aporta en este marco?

Irene: Creo que es una ruptura de la rutina, una manera de que no se recuerden a sí mismos que están en el hospital, que están mal. Obviamente, el estado de ánimo con el que afrontas la enfermedad es también relevante. Es una manera de ilusionar, algo simple; aunque fuera solo para conseguir sacar una sonrisa a los niños. Algo simple, pero que nos hacía mucha ilusión hacer.  

¿Y la idea fue vuestra?

María. De nosotras y de otras dos compañeras, porque el grupo era de cuatro. Las otras dos componentes del grupo son Andrea Hermida y Alicia Carmona. La idea base de Alberto Sacaluga era que montáramos un proyecto social; hicimos grupos de cuatro o cinco personas y ya cada uno de los grupos empezó a pensar en la realización de un proyecto concreto. Cuando pensamos en los niños hospitalizados nos pusimos en contacto con Cruz Roja, pero el problema era que, al ser menores, no podían colaborar con nosotros: estuvimos estudiando otras opciones pero al final fue Alberto el que se puso en contacto con la trabajadora social del hospital para que pudiéramos ir por la mañana.

¿Recordáis otros proyectos que se han hecho en el grupo?

Irene: Sí, claro: Mara, Esther y otras alumnas de Bachibac trabajaron con alumnos del aula específica; esa fue acción muy bonita, es uno de mis proyectos favoritos.

María. Belén, Miguel Angel, Nacho y Luis hicieron una recogida de ropa. Álvaro, Luis y Fran hicieron una página web para concienciar sobre la situación de los refugiados; y entrevistaron a una activista de Puerto Real implicada en el tema; Andrea y Colegio Reyes Católicos para concienciar a los niños sobre la importancia de reciclaje. Pamela, Rosa y Antonio hicieron en el colegio del Parque Varela actividades para concienciar a los niños sobre temas de ecología.

Irene: también hubo un último grupo, en el que estaba nuestra compañera María, en el que se trabajaba el tema de la defensa de los animales.

¿Podríais reconstruir con más detalle cómo fue la visita al hospital?

Irene: Teníamos preparadas un par de actividades. En una de ellas utilizamos cortometrajes de Disney, que tenían un mensaje que queríamos hablar con ellos. La otra actividad consistía en hacer una manualidad muy típica: se usan botellas y sal, las coloreas con tizas y las decoras. También llevamos la guitarra y el ukelele y estuvimos cantamos con ellos.

María: Al principio fue un poco complicado porque solo había una niña muy pequeña y muy tímida con un par de monitores de prácticas; a ellos los conocía bien, pero no a nosotros; se asustó, se puso a llorar y empezó a llamar a su madre. Después vino otro niño, que estaba bastante malito, tenía una parálisis cerebral; le gustaba la música, eso sí que le llegaba. Y más tarde  empezaron a llegar ya las niñas, cinco o seis niñas; empezamos ayudándoles con la tarea y luego empezamos con las actividades, aunque al final no pudimos poner los cortos.  

¿Cuál es vuestra evaluación de todo esto?, ¿Qué es lo que más te gustó de la experiencia?

Irene: A mi lo que más me gustó es poder haber hecho algo en activo, directamente. Y es que cuando he participado en alguna acción solidaria -como en la operación kilo- siempre eran otros los que la hacían, yo colaboraba pero en los medios, esta vez es la primera que he entrado hasta ver los resultados. Quieras o no, así ganas más que cuando participas desde lo lejos. El caso de los niños hospitalizados es un problema que la gente no tiene muy en cuenta, porque no es una necesidad primaria -se puede vivir sin diversión en el hospital- pero son cosas que hay que tener en cuenta.

¿Pasasteis mucho tiempo preparando el proyecto?

Irene: Sí, bastante. Lo más difícil es definir el proyecto, decir “esto es lo que vamos a hacer”; porque una vez hecho ya es solo ponerte, no es el problema. El tema de decir que este es el proyecto es lo complicado. En teoría el proyecto debía de ser también viable económicamente, pero ese aspecto al final no lo trabajamos. Eran muchos los aspectos a los que teníamos que atender: que fuera viable económicamente, que fuera original…

María: El problema de nuestro proyecto es que había que hacerlo por la mañana; no por la tarde. Al ser menores y estar en clase, la posibilidad de extenderlo en el tiempo no era posible. Si pudiéramos ir por la tarde, seguramente lo habríamos hecho. En realidad tengo un sabor agridulce porque sé que el problema de la atención a los niños en el hospital sigue ahí, y no siento que haya solucionado un problema. Un día es verdad que no se le olvida a un niño, pero el problema sigue estando ahí.

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