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Belén Álvarez: «Es crucial que se transmita al alumno que eso que está estudiando es amable».

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Belén Alvarez Melero es alumna de segundo curso de bachillerato; en breve dejará de serlo para continuar sus estudios en la Universidad. En esta entrada nos habla de su paso por el IES Drago.

El objetivo hoy es que nos cuentes alguna experiencia académica de estos años que te haya resultado interesante o especialmente potente.

En el Drago he vivido muchas de estas buenas experiencias. Y me han servido no solo en la materia concreta en las que las he tenido, sino también en el resto de las materias; pero no solo me han ayudado académicamente, sino también en mi vida diaria y en mi formación como persona. Yo diría que lo que mejor de estos años de formación, lo que más me ha ayudado, han sido las prácticas; lo que yo llamaría prácticas.

¿Puedes referirte a alguna en concreto?

Muchas de las cosas que más me han servido y con las que más he aprendido ha sido con las prácticas que he hecho en Idiomas y en Biología. En el caso del idioma, ha sido siempre interesante la tarea de buscar noticias sobre un tema que te gusta e investigar sobre él. Es una de las cosas más fáciles y divertidas que se pueden hacer aprendiendo un idioma. Se trata al final de hacer un trabajo más libre, menos guiado; conforme a unas pautas pero ampliando el campo para que cada uno avance apoyándose en su interés por un tema, ya sea el deporte, la música, o la ciencia -que en mi caso es lo que más me gusta-.

Acabas de poner como ejemplo de práctica en el campo del idioma a esta actividad libre que consiste en investigar sobre un tema que te gusta buscando noticias o artículos; pero hablabas también de prácticas en el campo de la biología.  

Si, también las prácticas de laboratorio en biología han sido muy importantes. Recuerdo una concreta que hicimos hace tres años. Consistía en ver el ADN de una planta. Me gustó muchísimo, fue una de las prácticas más complejas que he hecho. Aprendimos a ver, gracias a un procedimiento que habíamos montado, lo que muchas veces habíamos solo hablado o leído. Aquello me impresionó.

No es igual que ver una fotografía.

No, no es lo mismo. El ADN se veía perfectamente, era una especie de pelusa muy grande; y allí estaba, dentro de la probeta; es verdad, un hilo muy largo. Se podría avanzar y analizar mejor su estructura. Es algo que me llamó mucho la atención. Normalmente te lo explican, claro, y ahí se queda; pero al verlo cambia todo.

Está claro que no es lo mismo que tener la experiencia directa.

Otra de las cosas que me encantaron aquel curso es que dábamos las clases en el mismo laboratorio. Eso permitía que todo fuese visuales, más directas. El otro día justamente, en clase de Química, la profesora comentaba lo interesante que sería dar las clases en el laboratorio en lugar de en el aula, porque ello permitiría mostrarnos muchas más cosas. Yo creo que poder ver cómo ocurren las cosas directamente es lo más importante; al fin y al cabo, para los que tenemos memoria de pez, para los que retenemos sobre todo lo que nos resulta llamativo, tener la experiencia es fundamental para retener la información. Y ocurre igual en otros campos. Por ejemplo, en Filosofía: al tener un debate, al escuchar el punto de vista de los demás e intentar expresar lo que pensamos, es como vamos formando realmente nuestras ideas. Es genial que hayamos tenido tantas horas de trabajo práctico en las diferentes asignaturas. Y es que el colegio, o el instituto, no se ciñe solo a aprender contenidos de materias concretas sino a tener una preparación general para la vida y el trato con los demás.  

Nosotros, en nuestra jerga, llamamos a todo esto aprendizaje significativo. Parece entonces claro que para que sea significativo es necesario que se dé la experiencia.

Aprender algo como papagayos no es productivo, claro. Por eso también influye mucho cómo se te enseña lo que se te quiere enseñar: no es lo mismo escuchar una parrafada de datos que escuchar la lectura emocionada de un poema. Se dan los dos extremos: a veces hay una clase en las que puedes quedarte casi dormida y luego otras en las que estás interactuando, en las que tienes ganas de reír, de llorar. Y esas son las cosas que te hacen sentirte de verdad vivo en el colegio y no como un mueble. Este año estoy aprendiendo muchas cosas y tengo ganas de dar materias que no me habían para nada interesado otros años; creo que es crucial que se transmita al alumno que eso que está estudiando es amable -amable en el sentido de amar-. Los profesores están especializados en su materia, su materia les llama, les gusta; y es esa pasión lo que creo que es fundamental en las clases. Sin pasión nada puede llegar al alumno. Es la pasión lo hace que pases sin pena, de manera natural, de una materia a otra, aunque sean muy diferentes.

Tu paso durante todos estos años por el Drago, positivo.

Muy positivo, porque he encontrado grandes profesores con los que he aprendido muchas cosas, no solo académicamente, sino también para la vida. Y también por las actividades que hemos desarrollado al margen de lo académico, como las que tienen lugar dentro del programa de mediadores y en los Torneos deportivos de Indiaca.

Bien Belén, ¿y cuáles son ahora tus proyectos?

Quiero ir a Granada a estudiar física, sé que es difícil y no sé cómo me irá, pero es lo que me apasiona, amo la física. No es difícil entrar, basta con un cinco de media. Estoy contenta porque también también me gusta la ciudad.