21 de noviembre de 2011
Primera sesión del club de lectura para familias
La obra comentada fue Cuando Hitler robó el conejo rosa, de Judith Kerr
La primera sesión del CLUB DE LECTURA para familias de este curso ha estado bastante concurrida, a pesar de nuestros temores por lo inapropiado de la fecha, ya en las puertas de las vacaciones de Navidad. Sin embargo, no sólo encontramos las voces fieles sino también algunas nuevas incorporaciones a las que damos la bienvenida.
¿Qué comentamos sobre la novela Cuando Hitler robó el conejo rosa? En general la novela gustó, aunque pareció demasiado liviana para el tema tan trágico que trata: el éxodo de los judíos en el momento del ascenso del nazismo al poder. Apreciamos en ella la sencillez de los planteamientos, ajustados a la mirada de Anna, la niña protagonista, como, por ejemplo en el planteamiento sobre las supuestas características diferenciadoras de los judíos:
“-Pues entonces –dijo-, si por fuera sois como todo el mundo y no vais a una iglesia especial, ¿cómo sabéis que sois judíos? ¿Cómo podéis estar seguros?
Hubo una pausa.
-Supongo… empezó Anna-, supongo que será porque mi padre y mi madre lo son, y supongo que sus padres y sus madres también lo sería. A mí nunca se me había ocurrido pensarlo, hasta que papá empezó a hablar de eso la semana pasada.”
(Página 13)
Quizás la visión dulcificada de la vida de esta familia judía en los dos años en los que trascurre la novela, de 1933 a 1935, responda a la depuración de la realidad que realizamos los adultos cuando recordamos nuestra infancia. Hay que tener en cuenta que la novela tiene un importantísimo trasfondo autobiográfico: Judith Kerr, quien aún vive en Inglaterra ya octogenaria, cuenta que escribió esta novela para que sus hijos conocieran como fue aquel periodo de la Historia.
Se trataron muchos aspectos, como la capacidad de adaptación de los niños, quienes viven las circunstancias dramáticas de una forma totalmente distinta a la de los adultos, aunque no olvidamos el esfuerzo realizado por la madre de Anna, una mujer de clase alta educada como una señorita, sin nociones sobre la vida práctica, que debe empezar a limpiar, cocinar y coser de la mejor manera posible. Destacamos el tono optimista de los recuerdos de la protagonista, posiblemente porque el núcleo familiar aparece como un apoyo sólido frente a todas las dificultades a las que debe enfrentarse. Incluso pareció muy actual el tipo de discusiones entre los distintos miembros de la familia.
No pasamos por alto observaciones sobre los distintos sistemas educativos por los que pasan los niños, destacando incluso la proximidad de algunos planteamientos metodológicos a los actuales. El colegio suizo es contradictorio, por una parte se impartían un tipo de clases muy próximas a la naturaleza, con enseñanzas en el bosque, aunque con una segregación entre niños y niñas que en Berlín no existía. En Francia, el colegio público es sombrío y la enseñanza repetitiva y memorística, sin embargo la maestra motiva a Anna al estudio, de tal manera que ésta obtiene unos magníficos resultados. Tanto la protagonista como su hermano centran sus vidas en el aprendizaje de su nueva lengua, el francés, que les permita integrarse, y en el estudio. La frialdad de la maestra del colegio de berlinés cuando Anna se despide, antes de abandonar Alemania, fue interpretada de distinta manera: ¿carácter alemán? ¿desinterés por la dramática situación de los judíos? Ante la connivencia de la sociedad alemana –y francesa- con el nazismo, sólo pudimos reconocer que es humano “mirar para otro lado”, que hay que estar en las situaciones reales…. que habría mucho que hablar sobre el tema.
En conclusión, fue, como siempre, un largo rato muy ameno, participativo y enriquecedor. Esperamos que la próxima vez puedan acudir aquellas personas a las que hoy hemos echado en falta y que sabemos que habrían estado encantadas de compartir la tarde con nosotros.
En la próxima sesión hablaremos sobre la novela El secreto del fuego, que nos ofrecerá una perspectiva distinta del conocido escritor de novela policíaca Henning Mankell.
FELICES VACACIONES Y FELIZ LECTURA
Cristina Ruiz Guerrero, Departamento De Lengua Española