Esta sesión -celebrada el jueves 3 de marzo- ha estado menos concurrida que otras anteriores, ya que, por diversas circunstancias, hemos tenido algunas ausencias, sin embargo no faltó animación en el coloquio ni reflexiones interesantes.
Aunque a alguna persona no le gustó demasiado la novela por sucarencia de intriga o suspense narrativo, sí que se observaron cualidades para que esta obra sea ya un clásico contemporáneo. Dos valores, en especial, fuerondestacados:
En primer lugar, la novela se centra totalmente en un personaje adolescente, con una perspectiva que sea acerca mucho a laconcepción actual de la novela juvenil, y aunque este personaje vive una seriede experiencias poco usuales para un joven que no tenga sus recursoseconómicos, sin embargo, la psicología de los adolescentes, con sus rechazos yadhesiones, con sus inseguridades y reafirmaciones, está perfectamente captadaen la obra, más allá del contexto concreto histórico y temporal, por ellopermanece Holden como un símbolo del adolescente que busca la autenticidad dela vida, de su vida.
En segundolugar, se presenta con fuerza, sin tapujos, unos temas inusuales en la época en la que fueescrita, pues, desde la óptica deladolescente se muestra una sociedad caracterizada por la hipocresía y lafalsedad, lo que provoca el rechazo del personaje, quien, en su desorientación,pasa por unas situaciones “poco educativas”. El tratamiento de temas como laeducación en los colegios de élites, el suicidio de los jóvenes, el alcohol,las relaciones sexuales, la prostitución es directo, como directo es también ellenguaje de Holden, el protagonista. Sin embargo, no falta tampoco la ternura,en especial en la relación que mantiene el personaje con su hermana pequeña, ycon los niños en general, donde encuentra aún la autenticidad de la existencia.
En conclusión, valoramos la obra como unanovela que motiva a la reflexión, que enriquece su sentido en cada relectura, yque, finalmente, nos acerca a lacompleja psicología de la adolescencia, ya muy lejana para nosotros, aunquepróxima por las edades de nuestros hijos e hijas.
CRISTINA RUIZ GUERRERO