Un viejo que leía novelas de amorviejo_leia_novelas

Autor: Luis Sepulveda
Editorial: Tusquets

Manuel Arjonilla Rodríguez
2º Bachillerato A

Un viejo que leía novelas de amor es la novela que catapultó a la fama al escritor chileno Luis Sepúlveda. Ha cosechado un gran éxito en Europa, y es uno de los autores en lengua española más traducidos. En sus novelas destaca el tema ecologista, aunque ha cultivado otros géneros como el cuento infantil, la novela de intriga, y la novela policíaca. Entre otros de sus títulos de éxito se encuentran “Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar” (1996), título muy conocido y que tiene incluso una película de dibujos animados (se expone, una vez más, un tema ecológico, en el que los ecosistemas se ven gravemente alterados por la acción humana); “Patagonia Express” (1995); “Diario de un Killer sentimental” (1998); y ” La sombra de lo que fuimos” (premio Primavera 2009). Son sólo algunas de sus novelas más conocidas.

Un viejo que leía novelas de amor es una novela ambientada en la selva ecuatoriana, por lo que su argumento, acción y escenario son muy diferentes al resto de novelas, de ambiente urbano y que reflejan conflictos humanos. En cambio, ésta novela tiene como verdadera protagonista a una naturaleza maltratada por el hombre.

El protagonista de la obra es un viejo sexagenario llamado Antonio José Bolívar Proaño. La novela se desarrolla en El Idilio, un pequeño poblado junto al río Nangaritza, en plena selva. La historia de Antonio José Bolívar nos descubrirá su impresionante pasado en su vida junto a los Shuar, una tribu real de indígenas que viven en armonía con la selva, y la cuidan, explotando al máximo los recursos que esta les ofrece, sin dañarla. Debido a un desafortunado accidente, se ve obligado a abandonar su vida junto a los indígenas y vuelve a su vida junto a la “civilización”, en El Idilio. Es allí cuando, ya con edad avanzada, descubre que sabe leer. La pasión por la lectura del viejo lo hace entrañable, y su particular forma de entender y repetir cada frase, saboreándola.
La historia comienza con la aparición de un “gringo” que, aparentemente, ha sufrido una dolorosa muerte: ha sido atacado por una enloquecida”tigrilla”, que acababa de perder la sus crías, asesinadas por el ya muerto cazador. Antonio José Bolívar, se ve obligado a hacerse cargo del descontrolado animal, en una lucha que enfrentará al hombre contra la naturaleza, pese a no querer ninguno de los dos una lucha semejante.

RECOMENDACIÓN:

Es la segunda vez que leo esta novela, y debo decir que, si ya me gustó la primera vez, esta segunda lectura me ha encantado. No había percibido cuán profunda es la novela, y lo bien escrita que está. Es muy corta de leer, pues solo tiene ocho capítulos cortos, y merece la pena: los personajes son realmente entrañables, la ambientación en la selva magnífica, la descripción de las asombrosas costumbres del pueblo Shuar fascinantes. Cabe destacar los fragmentos en los que Antonio José Bolívar se emociona como un niño pequeño ante sus libros, y deja volar su imaginación, embelesado por la historia. De igual forma, la denuncia ecologista, presente a lo largo de todo el libro, alcanza puntos conmovedores, y llega a su punto álgido en el enfrentamiento entre bestia y hombre, entre civilización destructora y selva dadora de vida. El conflicto que se le plantea a Antonio José Bolívar pasa a ser propio, y le hace al lector cuestionarse hasta qué punto nuestro desarrollo influye en la degeneración de todo lo que nos rodea.
Merece la pena perder unas pocas horas en leer este libro, a mí me ha fascinado.

Cita:
“La novela empezaba bien.
«Paul la besó ardorosamente en tanto el gondolero, cómplice de las aventuras de su amigo, simulaba mirar en otra dirección, y la góndola, provista de mullidos cojines, se deslizaba apaciblemente por los canales venecianos. »
Leyó el pasaje varias veces, en voz alta.
¿Qué demonios serían las góndolas?”

“Antonio José Bolívar se ocupaba de mantenerlos a raya, en tanto los colonos destrozaban la selva construyendo la obra maestra del hombre civilizado: el desierto.
Pero los animales duraron poco. Las especies sobrevivientes se tornaron más astutas, y, siguiendo el ejemplo de los shuar y otras culturas amazónicas, los animales también se internaron selva adentro, en un éxodo imprescindible hacia el oriente.”
“Antonio José Bolívar se ocupaba de mantenerlos a raya, en tanto los colonos destrozaban la selva construyendo la obra maestra del hombre civilizado: el desierto.”

 

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